Capítulo 367

Sebastián se inclinó para besar a Adelaida, su voz áspera por la emoción. —Deja de decir tonterías. Eres la única que quiero, nadie puede ocupar tu lugar, ni siquiera un niño.

La besó apasionadamente, sus manos sujetándola con fuerza.

Las lágrimas brotaron en sus ojos mientras se besaban, mezclánd...

Inicia sesión y continúa leyendo