Capítulo 4 Interrogatorio.
Ella miró la maldita puerta 216.
Anastasia tuvo una combinación de sentimientos cruzados entre sí, siente rabia, impotencia, tristeza y también está de muy mal humor por todas las cosas malas que le habían ocurrido en una misma noche.
Esta vez sí abrió la puerta correcta, se cercioró que realmente fuera la habitación 216 al menos treinta veces, mientras sus vecinos de habitación la miraban como si fuera una loca, y ella no dudaba aparentar ser una dada su andrajosa y descuidada apariencia, pero finalmente entra en la habitación, que no era tan lujosa como la anterior, por supuesto.
Ve algunas pertenencias allí, asume que son algunas de las cosas que Rebecca dejó anteriormente, todo su cuerpo está completamente cansado, como si un avión le hubiese caído encima, su caminar es pesado, la cabeza le está matando y cuando se mira frente al espejo ve unas completamente desagradables ojeras muy pronunciadas.
Y ella todavía no había mencionado que su cabello parecía un nido de alguna clase de pájaros.
— ¿Qué es lo que está mal conmigo? — Ella se frota las sienes con los dedos, trata de no caer en la desesperación pero le es imposible no exhaltarse, ahora que está sobria recuerda no solo lo que hizo con el hombre desconocido, sino todo el ridículo que hizo frente a sus compañeros de trabajo por estar borracha.
''¿Cómo se supone que me presente a trabajar de esta manera?'' Anastasia quiere que la tierra abra un gran agujero solo para tragársela a ella y que así pudiera ocultar su verguenza.
Pero no podía evitarlo, ya no había nada que pudiera hacer además de soportar las cosas y resignarse ante las consecuencias de sus malas decisiones.
— Bien, primero necesito arreglarme un poco... — Murmura frente al espejo del baño, pero las ganas de vomitar la envían corriendo al inodoro varias veces. — O tal vez necesito un doctor...
Con dificultad se arrastra ella misma hacia la ducha, el agua fría impactando en su piel consigue despertarla un poco más, al menos lo suficiente como para no parpadear como si sus párpados pesaran tres kilos cada uno, se queda en toalla un momento mientras su ropa da vueltas en la lavadora y después en la pequeña secadora que iba incluída en la habitación de aquel lujoso hotel.
Ella suspira mientras ve la ropa dar vueltas una y otra vez, pero sigue pensando en lo que le pasó y en las marcas que aquel hombre le dejó en el cuello, siente escalofríos.
''Me pregunto quién será... No cualquier clase de persona puede pagar una suite imperial'' Se pregunta ella silenciosamente. ''Era bastante guapo... Pero también fue muy aterrador''
Por un momento ella se tensó de solo recordarlo, no quiere seguir pensando en él. Afortunadamente estaba segura de que sus caminos no volverían a cruzarse de esa manera, y era suficiente con eso.
Pero, para una persona tan simple como ella, no era tan fácil dejar de pensar.
''Mis compañeras de trabajo dicen que el sexo es maravilloso... Pero no lo recuerdo tan bueno'' Ella se queda concentrada en otras cosas mientras saca su ropa de la secadora.
Sin embargo, una escena muy explícita empezó a reproducirse en la mente de Anastasia justo después de haber pensado aquello, sus mejillas se sonrojan y ella mira hacia otro lado.
''Supongo que tenían razón después de todo'' Medita ella, silenciosamente.
También recordó una cosa: aquella noche muchas de las memorias sobre su pasado volvieron a ella mientras dormía.
No estaba segura de por qué extactamente, pero vio a su madre sufriendo, ella, quien había caído a sus pies en un trágico amor a primera vista, dejó todo lo que tenía para permanecer a su lado, sin importarle las humillaciones que recibía ni tampoco los malos tratos por parte de la familia de su amado. A veces pensaba en lo tonta que fue ¿Por qué no huyó de las garras de ese hombre para ser libre? ¿Para qué aguantar tanto odio y rencor solo por su pasado?
Por supuesto, ella lo hizo para darle una vida mejor a Anastasia, quien ni siquiera es hija legítima de aquel hombre.
Aunque siempre tenía la misma pregunta rondando en la cabeza: ¿Era realmente necesario?
Pero no importaba cuánto se hiciera la misma pregunta, nunca recibiría una respuesta.
Esa vez regresó a casa temprano por la mañana, su cuerpo estaba tan cansado que, al darse cuenta que todavía le quedaba algo de tiempo para dormir ya que generalmente nadie notaba su ausencia así que no importaba si llegaba un poco tarde, decidió descansar un rato más con la esperanza de estar completamente sobria al abrir los ojos.
(...)
Con pesar abre los ojos, deseando poder dormir un poco más, la cabeza la estaba matando y no tenía ganas de enfrentarse a la realidad que la golpearía apenas abriera la puerta de su habitación. Pero necesitaba el dinero de su trabajo, solo así podría reunir y largarse de ese maldito lugar para siempre.
Se puso su uniforme luego de tomar un baño y lavarse los dientes, usó algo de maquillaje para cubrirse las ojeras y también las marcas del cuello, pero seguía luciendo bastante agotada física y mentalmente, pero no había nada más que ella pudiera hacer para solucionarlo.
Debido a ciertas circunstancias fuera de su control no desayunaba en casa, naturalmente tomaba un café en la oficina y empezaba el día como la chica de los recados -La mascota de la oficina-, ya llevaba casi medio año en la misma rutina.
— ¿Dónde estabas anoche? — Esa era la única diferencia a su rutina habitual, naturalmente Alexis, su medio hermano(Aunque realmente no tenían relación consanguínea alguna), jamás esperaba a que saliera de su habitación para preguntarle, Anastasia trató de seguirlede largo pero él la detuvo al sujetarle el brazo. — ¿Por qué no llegasta a dormir anoche?
Anastasia se soltó
— ¿Desde cuándo debo responder sus preguntas? Estaba en una reunión del trabajo.
Con solo mirarlo bastaba para saber que no le creía.
—¿Es esa la manera en que deberías contestarme? mi padre ha sido muy condescendiente contigo y te ha tratado bien desde que murió tu madre aunque no tienes nada que ver con nosotros, así que conoce tu lugar.
Si tan solo tuviera agallas para reprocharle algo.
Pero tenía razón, ella no tenía nada en esa casa. Hasta su propia ropa había sido comprada por su ''padre'', por eso necesitaba tanto del empleo. Para poder ser libre por fin.
Solo por eso trabajó más que nadie para que sus notas fueran las mejores y poder ser admitida en una universidad de prestigio, durante meses y años puso todo su esfuerzo en graduarse rápido y poder huir, solo debía esperar un poco más y trabajar duro.
— ¿Entonces? Recuerdo claramente haberte preguntado en dónde estuviste, porque sé que no viniste a dormir. ¿Por qué pretendes no saber nada y evades la pregunta, rarita? — El tono de voz de Alexis fue completamente escalofriante, Anastasia se gira hacia él y lo ve sonreír como un auténtico lunático. — Parece que te descubrí, deberías ver tu rostro en este momento. Es como el rostro de un niño que ha sido encontrado haciendo algo malo.
Anastasia primero intenta calmarse, algo muy dentro de ella sabe perfectamente que Alexis solo estaba tratando de ocasionarle miedo con amenazas, desde que lo conocía ese era su único pasatiempo aparente.
