Gaston Veriland de nuevo

Camilla y yo recogimos la comida sobrante y salimos del salón de banquetes.

Nos subimos al coche y nos dirigimos al edificio principal, donde íbamos a pagar las cuentas.

—Señorita Lewiston, sus cuentas han sido saldadas —dijo el encargado en cuanto saqué la tarjeta de crédito Platinum negra que En...

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