Niña llorando

Dado lo que sucedió, no pueden volver a ningún club.

Él llevó a Camilla y a mí de regreso a nuestra casa fuera del centro de entrenamiento, ya que Mary y Macey se habían ido enojadas antes.

—Muchas gracias, señor Clinton, si no fuera por usted, ese tonto de Gaston Veriland nos habría intimidado.

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