Presidente, quiero verte.

Enzo entró en una habitación oscura, allí es donde había mantenido a Serena y Judy cautivas.

Sus ojos estaban inyectados en sangre, ya no era el Enzo Clinton que la gente solía conocer. Se había convertido en un monstruo completo. Se aseguraba de que Serena y Judy fueran torturadas todos los días.

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