Seré tu criada

Alice respiraba con dificultad, como si estuviera corriendo en su sueño. Alice lo abrazó de inmediato.

—Enzo... ¿Estás bien? —preguntó con una expresión de asombro que Enzo no podía descifrar. Rápidamente adivinó que había tenido una pesadilla terrible, probablemente sobre él.

Enzo se acostó lenta...

Inicia sesión y continúa leyendo