Te quiero, mi marido

Y luego, primero empujó un poco y comenzó a entrar en ella lentamente. Alice jadeó de dolor.

Se estremeció por el dolor agudo que sintió de repente.

Enzo se detuvo, temeroso de que Alice estuviera sufriendo. Sin embargo, Alice envolvió sus piernas alrededor de él y susurró:

—Está bien, continúa. ...

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