Capítulo treinta y cinco

Capítulo Treinta y Cinco

Era como si mi sed desapareciera y salí corriendo de la casa solo para ir a ver a Justin afuera. Menos mal que mi paraguas estaba colgado detrás de nuestra puerta.

—¡Justin!— le grité porque la lluvia era fuerte y luego tronó un poco. Él se volvió hacia mí. Caminé rápidame...

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