No me defendió...

—¿Por qué querría conocer a tu madre? —pregunté.

No me dio una respuesta inmediata. Me miró durante un rato antes de hablar. —Deja de hablar y ven conmigo.

Negué con la cabeza. —Con todo respeto, señor. No quiero ir contigo. No puedes simplemente seguir llevándome de un lado a otro.

Él levantó la...

Inicia sesión y continúa leyendo