Capítulo 35 El repartidor

—¿Puedo tocarlo? —preguntó Sophia, con los ojos abiertos de curiosidad.

Joseph, siempre el fanfarrón, levantó su camisa para revelar un conjunto de abdominales marcados. Los dedos de Sophia recorrieron su piel, saboreando la suavidad, reacia a apartarse.

En ese momento, entendió por qué a las muje...

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