Cap. 115

Massimo tampoco podía dormir.  La noche se había vuelto su enemiga desde que Fabio le cerró la puerta en la cara y Florencia lo miró como si fuera el mismísimo demonio.

Se sirvió otro whisky sin hielo y caminó hasta la enorme ventana del penthouse que dominaba la ciudad. Las luces parecían parpadea...

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