Cap. 126.

El silencio que siguió fue tan denso que Violetta pensó que la llamada se había cortado.

De pronto, Ivanka soltó una carcajada seca… Una risa que no tenía alegría, solo veneno.

—¿Embarazada? —repitió, como si necesitara saborearlo—. ¿Estás segura?

—Las chicas de recepción lo escucharon. Tuvo náus...

Inicia sesión y continúa leyendo