Cap. 133

—¿Ah, sí? ¿Eso piensas de mí? —dijo una voz grave desde la puerta.

Ambas se giraron al mismo tiempo. Fabio estaba ahí, recargado en el marco con los brazos cruzados, el rostro relajado y una mirada cálida clavada en Alma. Pero era evidente que había escuchado la conversación. Doña Ernestina alzó el...

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