Cap. 145

Fabio obedeció al instante, poniéndose detrás de Alma, masajeando como le enseñaban.

Alma se aferró a él.

—Fabio… ayúdame… —susurró entre gemidos.

—Aquí estoy, mi amor. Aquí estoy —dijo él, con voz que temblaba.

La siguiente contracción llegó en segundos.

Alma gritó y envolvió los brazos alrede...

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