Cap. 15: Un ogro que pasa gruñendo todo el día.

Alma caminaba a paso firme por el pasillo, con el corazón retumbándole en el pecho y las manos apretadas a los costados. Estaba harta. Harta de los gritos, de las órdenes, de esa frialdad que lo cubría todo como una niebla densa.

—¡Alma! —la voz de Fabio retumbó tras ella.

No alcanzó a dar otro pa...

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