Cap. 18: ¡Acabas de firmar una guerra!

Alessia, agotada, se quedó dormida aferrada al peluche que Alma le había dado. Le acomodó una manta sobre los hombros, le acarició la frente con dulzura y, tras asegurarse de que la niña dormía profundamente, salió en puntas de pie.

Pero no dio más de dos pasos fuera del cuarto cuando se sobresaltó...

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