Cap. 38: Y yo tengo el valor de no arrepentirme.

La voz firme de Fabio, apenas cargada de algo más, un eco que sólo ella ahora conocía la sobresaltó, pero no se giró.

—Sí es hora —respondió en voz baja, manteniendo la vista al frente.

El silencio se instaló entre ellos unos segundos. Podía sentirlo detrás, firme, imponente, con la misma energ...

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