Cap. 40: ¡Esa es la mujer que secuestró a mi ahijado!

Fabio soltó una risa seca, sin alegría.

—No busco lástima. Solo quería que lo supieras. Porque la próxima vez que me mires como si yo no sintiera nada, quiero que recuerdes que alguna vez si sentí y me rompieron por dentro.

La voz se le quebró apenas en la última palabra, pero enseguida se recomp...

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