Cap. 41: Cuestión de horas.

Las paredes grises de la celda parecían absorber la luz, dejando el ambiente en una penumbra opresiva. El olor a humedad se mezclaba con un tufo agrio a sudor y cigarrillo barato. El suelo estaba cubierto de marcas oscuras, y el único banco de cemento estaba ocupado por tres mujeres que la observaba...

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