Cap. 58: Como un payaso.

El chofer dejó caer las bolsas como si fuesen basura. Cajas de regalo brillantes, la mayoría exageradas y presuntuosas, se amontonaron en el suelo.

Alma respiró hondo. Estaba a punto de inclinarse cuando una vocecita conocida cortó el aire con una furia inesperada.

—¡Yo no quiero nada de ti, b...

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