Cap. 60: Te amo.

Fabio le tocó la mejilla con la palma.

—Alma... estás hirviendo. —Su voz se tornó grave, alarmada—. Tienes fiebre. Maldición… esa herida…

El hechizo del beso se rompió.

—No es nada.

—No —negó él, más grave ahora. Se incorporó con brusquedad y la miró con dureza—. ¡Por Dios, Alma! Esa herida est...

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