Cap. 75

A la mañana siguiente, Alma bajó de la mano de Alessia rumbo al comedor. Llevaba el cabello recogido en una trenza suelta, el rostro aún cansado por la noche anterior y la angustia que no la dejaba en paz. Alessia, en cambio, caminaba tranquila, abrazando a su peluche con su habitual serenidad silen...

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