Capítulo 44

—¿Es cierto? —preguntó Cheyenne con los ojos tan grandes como platos—. ¿Ha aceptado mi señor dejarte ver a tu compañero?

Erin asintió vigorosamente en respuesta a la pregunta porque estaba demasiado feliz para siquiera hablar. Ella y las esposas hermanas estaban sentadas en su cabaña designada, pas...

Inicia sesión y continúa leyendo