Capítulo 47

Antes de que Cheyenne pudiera pronunciar otra palabra de súplica, Nikjin extendió ambas palmas a cada lado de su cuello y lo rompió como si fuera madera seca. Cheyenne se desplomó al suelo como un manto desechado.

La mano de Rowana voló a su boca para ahogar un grito, mientras el estómago de Erin s...

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