Capítulo 51

Me costó todo mi autocontrol no darle un puñetazo en la cara. No era de ninguna manera alguien que pudiera oler mal.

—¡Ni de broma! No me gané el título de maniático de la limpieza en la secundaria por nada.

—¿Qué? —parpadeé, esperando haberlo escuchado mal.

—Apestas —dijo sin inmutarse, sin mira...

Inicia sesión y continúa leyendo