Capítulo 63

Estaba a punto de desmayarme por segunda vez.

Seguramente, no podía ser...

—Aléjate. De. Ella.— Su voz era fría e implacable, especialmente cuando esos ojos se posaron en mí.

—Oye, esto es buena carne— gruñó el hombre calvo que me tocaba, —podemos turnarnos— se giró para mirarme con esos ojos. Pare...

Inicia sesión y continúa leyendo