Si vas, terminamos

Kenna

—No digas nada más —gruñe Evander.

El santuario del sauce se oscurece hasta el punto en que apenas puedo ver sus ojos brillando en la tenue luz de la luna que se filtra a través de las hojas. Da un paso hacia mí, tratando de cerrar la distancia entre nosotros nuevamente.

—Tenemos que hacerlo....

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