Guarida de ladrones

Me abotono la camisa de hombre que encontré en el armario. Me roza los muslos mientras me giro para inspeccionar mi reflejo en el espejo empañado, suspirando profundamente pero inmensamente aliviada de estar completamente limpia.

El amigo de Soren mantiene su baño de arriba, que no es lujoso de nin...

Inicia sesión y continúa leyendo