Capítulo 308 Yo también te extraño

Gabriel terminó de hablar, y la habitación se quedó tan silenciosa que resultaba casi inquietante.

El rostro de Natalie se puso rígido. Una fría sonrisa se dibujó en sus labios. —Oh, mucho mejor. Mi memoria sigue tan aguda como siempre, señor Kensington. Recuerdo cada mentira que dijiste.

Ni siqui...

Inicia sesión y continúa leyendo