Capítulo 322 Pero tienes que casarte conmigo

Gabriel la miró con el ceño fruncido, su mirada desconocida y fría. No creía en su repentina amabilidad.

El corazón de Natalie se hundió porque él no la reconocía, no se daba cuenta de que era ella quien casi se había ahogado hace un momento, no reconocía a la persona que había salvado dos veces an...

Inicia sesión y continúa leyendo