Capítulo 332 No puedo dejarla ir

Un estruendo fuerte.

La mesa de vidrio frente a ellos, las botellas de vino y las copas, se rompieron instantáneamente, esparciendo fragmentos de vidrio que salpicaron la cara del niño rico. La sangre goteaba de las heridas en su rostro.

La habitación quedó en silencio, el frío en el aire era palp...

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