Lo suficientemente bueno como para volver a follarte

El interior de la limusina se siente cargado, como una corriente eléctrica zumbando en el aire.

Alrigo ni siquiera intenta ocultar la forma en que su mirada se queda en mi sexo desnudo, sus ojos oscureciéndose con un deseo crudo.

—Eres una pequeña provocadora—. Sus labios se curvan en una lenta y ...

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