Capítulo 36 Capítulo 36

¡Vamos! ¡Muévanse, AHORA!

Le grité a mi esposa y a mis dos hijos.

¡Maldita sea! Miré a Aria, esa niña sentada inmóvil en el asiento trasero, paralizada. Una ola de arrepentimiento me invadió—no debería haberla metido en este lío. Ahora estaba demasiado asustada para moverse. Demasiado tarde, todo ...

Inicia sesión y continúa leyendo