Capítulo 45

Margarita estaba maravillada, era el sonido más dulce que alguna vez hubiese imaginado escuchar, como el canto de las aves en primavera, como pequeños aleteos de un colibrí, y en su mente las palabras de su padre repitiéndole que era una buena para nada, se disipaban con cada latido que escuchaba...

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