Dos caras en la oscuridad.

Algo me dice que está mintiendo. De repente, siento que mi estado de ánimo cambia. Ya no estamos enojadas, mi madre me sonríe, y una idea viene a mi mente, que siento la obligación de compartir.

—Oye, ¿por qué no llamas a Hunter? Me encantaría ir de campamento el próximo fin de semana —digo con voz...

Inicia sesión y continúa leyendo