CAPÍTULO 2
Capitulo 2
- ¿Nervioso?- lo miro con cierta altanería mientras agarro uno de los chocolates suizos que mantiene en una pequeña caja en su escritorio, se cuánto odia que alguien agarre siquiera uno de esos deliciosos dulces.
- ¿Porque lo estaria? - sonrie mirando como buen jugador de poker esperando doblegar mi carácter pero ya no soy esa niña que puede dominar a su antojó.
- Quizas mi presencia te incomode mas de lo que puedo imaginar ¿Es asi Carpenter?- cuestionó alzando la ceja y devorando lentamente el chocolate que derrite en mi boca.
Sonrie mientras esconde la caja de chocolates en su escritorio bajo llave - Nunca me incomodara la presencia de una niña - Cruza sus dedos mientras se recuesta sobre su gran sillón - Tienes razón, eres la heredera de tu madre en pocos dias ella sera declarada oficialmente muerta y le daremos lectura a su testamento -.
- ¿testamento?- abro los ojos sorprendída, no sabia de la existencia de dicho documento.
- el abogado te buscara en la mansión cuando sepa de tu regreso - Jonathan empieza a ver su laptop ignorando mi presencia.
Doy un pequeño golpe en su escritorio de caoba fina, lo miro fijamente - No me quedare en tu casa - aclaro enérgica, esa es una pesadilla que no estoy dispuesta a repetir.
- Es tu decisión, ahora puedes tomar el automóvil pedirle al chófer que te lleve de comprás para que uses ropa descente o irte hasta que lean el testamento - coloca una tarjeta crédito encima del escritorio.
No tenia a donde ir, y para ser sincera mi acto de rebeldía estaba llenando mi cuerpo de hielo, la ciudad era muy fria en esta época del año, agarre la tarjeta de la mesa siento que me lo debía, lo mire fijamente - Aceptó la ropa pero prefiero pagar un hotel- sonrie mientras le guiñaba el ojo.
Sali de aquella oficina sintiéndome un poco mas fuerte, podia contra el, su secretaria entro a la oficina corriendo con un cafe en las manos, todas sus empleadas siempre debieron obedecer hasta el mas minimo detalle de sus locas exigencias para no recibir un grito o una carta de despido, mi madre fue la única secretaria que entendía al CEO mas amargado de la ciudad.
Llego a la oficina de Claudia, ella habia sido un gran apoyo para mamá, siempre me llevaba al parque o llenaba de regalos, sabia como era Sam conmigo y muchas veces intervino por mi, toma mis manos que se sienten heladas -¿Como te sientes en tu regreso?-.
- Quiero buscar a mamá, saber que paso con ella para encontrar paz en mi alma - suspiro mirando al suelo, espere durante mucho tiempo tener 18 años y poder en medio de aquella adultez legal buscar una respuesta que le diera la paz que necesitaba desde niña.
- Solo debes ir con cuidado, no quiero que te pase algo en medio de la respuesta que tanto anhelas - Claudia agacho la mirada, suspiro mientras tocaba mi mejilla
- ¿sabes algo de ella?- cuestionó pues su actitud me pareció bastante sospechosa.
- Nada - responde de inmediato - Sabes que tu madre fue una gran amiga y tu eres idéntica a ella, ¿Donde te quedaras?-.
- en un hotel, creo que es la mejor opción, regresar a la mansión Carpenter seria una pesadilla - aclaro mientras le doy giros a una pequeña pieza de metal que decora su escritorio perdiendome en las vueltas grises de aquel aparato.
- Lo mejor para ti es quedarte en la mansión Carpenter, solo unos dias yo te ayudaré a conseguir un sitio para que te estabilices - propone - Obedece se porque lo digo -
La mirada de Clara me hacia sentir intranquila, sentia que ella sabia algo que yo no debía saber y su sugerencia era una manera de protegerme ¿Pero de que? Esa era mi pregunta real - Lo haré - prometo, a veces oir es la mejor respuesta a nuestras dudas.
Me despido con un beso en la mejilla, al salir de la oficina de Clara tropiezo con un hombre que grita desaforado -¡Lo siento!- exclamo mientras me levanto del suelo para ayudarle a levantar algunas cosas que se cayeron al suelo.
- ¡Cuidado niña!- me grita en un tono partícular, se detiene un segundo y me mira de arriba abajo, toma mi mamo y me hace dar un giro, me siento incómoda no solo por la ropa provocativa que uso si no por las miradas de las secretarias que sonrien.
- ¿Modelo nueva?- pregunta
- Es la hija del CEO Carpenter - responde aquella recepcionista grosera que quiso evitar mi entrada.
- ¡Hijastra!- exclamo arta de ser llamada la hija de ese hombre.
- Deberias pensar un camino como modelo, te faltan detalles como clase pero eres muy bella - estira su mano - Muchas gusto Aaron T, soy el diseñador de esta empresa -.
Sonrío tímida, habia crecido entre mujeres por demas muy envidiosas, era la primera vez en toda mi vida que alguien aparte de mi madre me llamaba hermosa - No estoy interesada en ser modelo -.
- Piénsalo puedes ser la nueva Melissa William - acaricia mi menton sin dejar de admirar mi cuerpo
- lo pensaré - sonrío mientras me alejo, jamas sere como ella, Melissa William una de las modelos mas reconocidas y elegantes que el mundo conoció, para ser mínimamente parecida tendria que volver a nacer, pensando todo esto me doy cuenta de mis inseguridades, lo que años de Bully y llamarte fenómeno pueden hacer en tu autoestima.
Tomo el auto que mi padrastro me ofreció, si tenia que ir a esa casa haria que el sacrificó valiera la pena, me dirigí a la quinta avenida, la calle de la moda mas importante de la ciudad y empece a comprar cuánto vestido, pantalón, blusa o zapato quise, las vendedoras me miraban de reojo pensando que la chica de los shorts de remate les robaría una de las prendas que jamas podrian pagar pero al ver mi tarjeta negra, una de las mas exclusivas de American Express sonreían falsamente para ofrecerme mil accesorios que compensaran sus bonos de ventas.
El chófer me llevo a la mansión, abrio la puerta del auto para ayudarme a bajar pero me quede estatica tomando aire, este lugar me traía mil recuerdos de mi infancia, respiraba por la boca intentando no hiperventilar, el chófer se arrodillo al frente de mi -¿Esta bien señorita Carpenter ?-.
- ¿como te llamas?- pregunto Intentando distraer mi mente con alguien igual que yo.
- David - respondio tomando mi mano, creo que se dio cuenta de inmediato que estaba aterrada -¿Nos vamos a otro lugar?-
- Tengo que enfrentar esto - suspiré mientras el tomaba mi mano, sali del auto y me dirigí a la entrada de la mansión.
- ¡mi niña!- escuche el grito de Mary, mi nana, aquella buena mujer que cuidaba de la casa ademas de Sam y de mi.
La abrace con fuerza, recordaba su olor a menta - Nana te extrañé - sonrei.
- Prepare tu pay favorito - entramos mientras mis piernas temblaban, me acomode de nuevo en la habitación que use en mi niñez, recordé cada uno de aquellos juguetes y dibujos donde anhelaba una familia feliz.
Me quede dormida un tiempo cuando Nana golpeó para traerme la cena, ella era tan buena conmigo que le di un fuerte abrazo para agradecerle su bondad, mientras comía un fuerte golpe en mi puerta - ¡Llego la fea de mi hermana!- escuche un grito afuera.
Sabia que era Sam, me levanté de la cama esperando defenderme de sus ataques, ya no era la misma niña que asustada lloraba buscando a mamá o a la nana.
- No entiendo porque regreso, acaso no sabe que ella no es una..... - se quedó en silencio al verme, sus ojos me miraron de arriba abajo mientras alzaba la ceja
- ¡¿Que no soy que?!- exclame a la defensiva.
- Una Carpenter - susurro sin dejar de quitarme la mirada.
- No me interesa serlo, solo quiero la herencia de mi madre - cruzo los brazos intentando cubrir mi escote, no tuve tiempo de cambiarme por el cansancio pero su mirada me incomodaba.
El salió de la habitación sin decir nada mas, decidi colocarme la pijama y dormir un rato muy temprano buscaría trabajo para irme de la mansión.
Luego de unas horas escuche un grito que venia de la planta de abajo -¡¿Donde esta Jade?!- era Jonathan que subio las escaleras furioso.
Me hice la dormida escondiendome debajo de las cobijas, escuche a Nana intentar calmarlo - Esta cansada ¿Que sucedió?-.
- Gasto mas de 10.000 dólares en ropa - estaba furioso mientras yo reía bajo las sábanas.
Entro a mi habitación, se quedó unos segundos de pie cerca de mi y acarició mi mejilla - Mañana citala en mi oficina - separo su mano de mi mejilla al ver entrar a Nana.
- La señorita Melissa lo espera - dijo Nana mientras escuchaba la puerta cerrarse.
No podía dormir, intentaba dar vueltas en aquella cama para encontrar mi mejor lado pero las mil dudas en mi cabeza no me permitían concentrar el sueño.
Varias horas despues cuando el frio de la madrugada entraba por las ventanas escuche unos ruiditos que me llamaron la atención, camine en medio de la oscuridad de aquella casa intentando encontrar el lugar de donde provenían.
Una pequeña luz en la habitación de Jonathan y la puerta medio abierta llamaron mi atención, sabia que estaba pisando candela pero queria quemarme, me acerque y mire que sucedía
Una mujer desnuda gritaba en medio de los fuertes brazos de el, nunca lo había visto de esa forma, su cuerpo musculoso, su rostro ruborizado y sus ojos llenos de deseo.
Yo aun era virgen, nunca habia tenido un interés real en el sexo, una vez vi una película porno a escondidas en la escuela, no sentí excitación mas que el morbo de lo que sucedía pero esta vez era distinto, no eran actuados los gritos de aquella mujer pidiendo mas a Jonathan, sentí un cosquilleo en mi intimidad, un impulso de frotar mis piernas y tocar mis pezones que empezaron a endurecerse, quería irme pero no podia dejar de mirar, mas que la escena que de por si ya era hermosa, verlo a el de esta manera tan real hacian que por un momento olvidara mi odio.
El se dio cuenta de mi presencia pero lejos de decirme algo me miro fijamente mientras gruñía, los dos nos conectamos en ese momento con nuestras miradas y exclamo un gran suspiro que me hizo reaccionar y salir corriendo de alli.
Me cubri con mis cobijas mientras sentía una pequeña humedad en mi intimidad, mi corazón latía y me sentía incompleta como si algo me faltará, estuve intranquila toda la noche, no podia tener estos pensamientos por el se supone que debia odiarlo.
Muy temprano la nana me levanto para que asistiera al estudió, camine con mis pies temblorosos, duránte toda la noche estudie mil excusas para justificar mi imprudencia, llegue al estudió con el rostro sonrojado esperando sus reproches pero no dijo nada - Sientate - seguia mirando su laptop - El abogado no tarda -
Bebi un poco de agua mientras me mantenía en silencio y lo observaba con disimuló, no podia creer que el hombre amargado que estaba en frente de mi fuera el adonis sensual de la noche.
Un hombre llego a la oficina con un maletín y nos saludo - Tu madre me dejo un testamento, este debe leerse en dos semanas que la justicia la declare legalmente muerta a menos que las partes osea tu y Jonathan decidan abrirlo -
- quiero verlo - mire a mi padrastro esperando apoyo en este momento, el accedió
- El documento es corto - explico el hombre leyendo el encabezado del documento - Mis bienes le pertenecen en un 100
% a mi hija Jade, pero se le entregaran a los 25 años y si Jonathan acepta el sera su albacea hasta esta fecha -.

























































