Capítulo 36 Ese dinero se terminó

La noche se siente fría para Isabella, mientras Benedict conduce la camioneta hasta la clínica. Ella se remueve incómoda en el asiento al sentir el escozor de la herida en su brazo.

—Estamos por llegar, solo faltan unas calles —dice Benedict con su tono inquebrantable al notar su rostro contraído.

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