Capítulo 37 Mercancía

—¡Deja de ser tan metida! —espeta su tía con rabia—. Lo que hayamos hecho con el dinero no es asunto tuyo.

Isabella siente el ardor en su piel, pero más que el golpe, le duele la indiferencia con la que todos aquí la tratan. El amor que alguna vez creyó iba a recibir de ellos no fue más que una ilu...

Inicia sesión y continúa leyendo