Batalla en la catedral

La madre de Lacey, con cara enojada, se aproximó hasta Hestia. No podía apartar la mirada de ella. Jamás había odiado tanto a una persona, como a esa loca mujer que se vestía como si fuera a un funeral.

—¿Qué desea, señora? Mi venganza y mi castigo, no es contra usted, sino contra su miserable hija...

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