La primera luna de Mina - Parte 9

El sonido del viento, que una vez susurraba suavemente a través de las ventanas de la Catedral, cesó como si incluso el aire temiera moverse. Las palabras de Lissandra aún flotaban allí, pesadas, suspendidas entre el eco y el temor.

—Ser un lobo… para siempre —repitió Mina, casi sin voz.

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