Soy un hombre lobo

Magda toma la decisión por mí.

Arranca la lencería de su pecho y la presiona contra mi boca. Mis labios siguen su propio camino y se cierran sobre el pezón, lamiéndolo y succionándolo. Un grito de placer se ahoga en mi cabello y sus uñas se clavan en mi hombro.

El aroma de su excitaci...

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