Capítulo cuarenta: Niños bendecidos

Jadeo ligeramente y puedo ver a Lukas en una postura defensiva, sin estar seguro de lo que acaba de suceder. Ambos miramos el libro, que no se ha movido en absoluto desde entonces, pero evidentemente la hebilla se ha desabrochado por una gota de mi sangre que provino de mi pulgar.

Lo miro mientras ...

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