Capítulo sesenta y cuatro: El teletransportador

Atenea y yo no nos movemos, manteniendo nuestros ojos en Nuria, quien está pavoneándose, mirando a su alrededor. Nos mira con curiosidad con sus ojos inusuales.

—Entonces, ¿qué Diosa o Dios es tu Madre, o Padre? —pregunta directamente, observando nuestra reacción.

—La Diosa de la Luna —respondemos...

Inicia sesión y continúa leyendo