Capítulo 134 — El diario del alma

Derek me encuentra mientras me pongo el abrigo.

La lana raspa ligeramente mi piel, oliendo levemente a cedro y humo del fuego de anoche.

—¿A dónde vas? —pregunta, entrando en la puerta. Su voz es baja, pero escucho la tensión debajo, como una cuerda de arco demasiado tensa—. ¿Dónde has estado? Est...

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