Capítulo 153 — Cuerpo desaparecido

El aire fuera del mutuario era pesado, húmedo con el rocío de la noche.

Podía oler el tenue aroma a humo de las antorchas y el musgo aferrándose a las paredes de piedra.

Aún me dolía el pecho al respirar—débil, lento—pero me negué a quedarme en la cama. No hoy.

Me envolví el manto más apretado al...

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