Capítulo 174 — Anchor

El libro yacía abierto en la mesita de noche, sus viejas páginas extendidas como alas.

Las letras brillaban tenuemente, plateadas bajo la luz tenue de la lámpara. Mis dedos temblaban cuando las toqué. Las palabras eran claras, casi vivas:

El vínculo no es solo espíritu y alma. Es carne. La carne a...

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