Capítulo 24 — Nuevas amistades y viejas heridas

Caminamos hacia la guarida de la curandera, cada músculo de mi cuerpo dolía. Cuando Lyra se dio cuenta, me ayudó.

—Te superaste ahí afuera —sonrió Lyra—. Aunque había oído hablar de ti como el lobo plateado, nunca pensé que pudieras derribar a Red.

—¿Red? —pregunté. Entonces recordé cómo Acheron t...

Inicia sesión y continúa leyendo