Capítulo 124 - Vapor y silencio

Para cuando logramos entrar en la finca, había llegado a mi límite.

La tormenta me había seguido adentro—no la lluvia, sino el ruido. Estaba en mi pecho, mis huesos, detrás de mis ojos.

No quería hablar. No quería pensar.

Solo quería sentirme limpio otra vez.

El barro se estaba secando en mi piel...

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