Capítulo 152: Purpurina y mucho más

Apenas tuve tiempo de tragar el último bocado de comida antes de que toda la cocina quedara en un silencio mortal.

Y no fue por algo que hice.

No — fue porque cada lobo en la habitación se puso rígido de repente, con las fosas nasales dilatadas, las orejas girando hacia el pasillo como si hubieran...

Inicia sesión y continúa leyendo