Capítulo 20 - Pertenecer

Mis manos temblaban mientras levantaba la lencería de su caja. La tela se deslizaba entre mis dedos como luz de luna líquida, increíblemente suave, increíblemente fina. Cuando me puse el sujetador, jadeé. Me quedaba perfecto—ajustado, de soporte, pero suave, como si hubiera sido hecho solo para mí. ...

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